Y pasó junio...
...y yo sin publicar.
¿Y en este tiempo? Pues a parte de que el petróleo sigue subiendo como el calor, y de que las continuas charlas radiofónicas sobre la definición de crisis empiezan a tener poco sentido; resulta que nos hemos encontrado con la noticia de las noticias*: la selección española de futbol ha conseguido ganar la Eurocopa (aunque pese a algunos vecinos de Madrid) ¡Que putada! justo ahora que los niños querían ser como Gasol... y encima este se quedó sin el anillo.
Pero volvamos al evento sociológico. El que provocó atascos la noche del domingo pasado, el que puso una nueva cota al querido "minuto más visto de la tv" ¡Oh sí, nena! Somos campeones. Y también adolescentes borrachos, y fumados, y locos como y con motos, coches llenos hasta la bandera... ¡Ah la bandera! ¡Cuantísima bandera! ¡Y casi todas con escudo! (que aprendan los de la Borsa de Barcelona)
Parecía que hubiéramos ganado una guerra, pero claro, en eso también nos acostumbramos hace unos siglos a perder. Quizá sea eso lo que mueva a tantos: la santa devoción por la fiesta, por armar follón y por celebrar alguna victoria.
Sea como fuere, estos días La Bandera de la plaza de Colón no ha parecido tan grande. Y en cierto modo, uno se sentía orgulloso observándola, con toda esa gente gritando debajo. Se escribe mucho en los diarios sobre las posibles consecuencias (más allá de lo deportivo) de este hecho. Yo no soy adivino, pero sí diré: que rabia que no estemos unidos así para otras cosas.
*Sólo superada por el día en que se gane el Mundial.