Volverte a ver...

Noche de viernes, madrugada de sábado; ese es el tramo de tiempo que me ha sido concedido, en años, para volver a disfrutar de tu presencia. Serían unas fiestas la última vez... cuando tu vida dio aquel gran vuelco. Ha pasado el tiempo, y aunque no me duele, sí me llena de melancolía; recordar aquellas otras horas en las que estuvimos más cerca que nunca. Y desde entonces tan lejos.

Pero ayer, mi ilusión trazaba líneas tangentes al paraíso, cuando las de nuestros ojos jugaban a evitarse si se encontraban. Yo, tratando de no ponerme en evidencia olvidando mi mirada sobre tus hombros. Tú, quizá disfrutando de verme mendigar por tu cercanía cuando hubo unos minutos en que los papeles estuvieron cambiados. Cuando yo alimentaba imposibles. Ahora lloro lo perdido, ahora que eres tú el imposible.

Quiso el destino regalarme algo más. Ambos de pie, yo con la cabeza perdida, alzaste el brazo y me acariciaste la cara con tu mano. Luego un rato hablando en el que se me pasó el sueño, en el que recordé lo hermosa e inteligente que eres. Por lo menos mi orgullo quedó satisfecho al comprobar que no te marchabas, que seguías a mi lado.

He soñado con la posibilidad de que te quedaras pensando, que tu gente comentara algo de ese chico que hace tiempo no veías.

He soñado, estoy soñando y no quiero despertar.