¿Es tan difícil la amistad?

Curiosa pregunta si, o puede que para algunos no tanto. Yo me la planteo con cierta sensación de culpabilidad. Y es que hay que reconocerlo, lo de egoista de mi tiempo es algo que empieza a cuadrar con bastante exactitud. Y lo mismo también... si, puede que también ese orgullo mio tan maltrecho y sin función de autoinflado.

Pero no nos andemos demasiado por las ramas, ¡Ellos también tienen culpa! ¡Sí! ¡Ellos! Es interesante como me enervo y me altero cuando escribo tantas exclamaciones, será porque pienso en mi mismo recitando esas palabras, las exclamo, !las grito¡ Y conforme más enfasis le pongo a mis chillidos en la imaginación, menos objetos racionales me quedan que sustenten la actitud. Quien lo hace es la rabia, si, la rabia. Porque pìenso que no se enteran, que no me entienden ni quieren entenderme. O si me entienden y no me ayudan.... o ya se han cansado de ayudarme.

Son las consecuencias de una noche más en soledad, de un vasito de vino, de que entre una pareja enamorada en la habitación de enfrente y se cierre la puerta detrás. El pasillo vomita el desengaño, en la penumbra, mi puerta entornada y yo, asomado, nadie más. Nadie más.